Ya no sé cuantas semanas estoy acá. Sé que hoy se cumple una más pero no sé cuantas exactamente. Y qué puedo decir ahora, bueno, ya me acostumbré, realmente ya me acostumbré a la comida y también a sus costumbres.
Sigo extrañando Perú y el otro día estaba extrañando mis mascotas, es que eran tan lindas, a pesar de que a veces alborotaban todo, las quería, aún las quiero y aquí no tengo mascotas y yo que adoro los animales y toda mi vida tuve una mascota en casa, ahora me hace falta.
Me hace falta una mascota. Creo que muchas cosas serían más simples si tuviera una mascota, porque tendría con quién ocupar la mente, con quién desestresarme, con quién jugar, con quién salir y hasta con quién hablar... aunque no me responda.
Una mascota puede ayudar tanto en tantos momentos.
Antes no lo había pensado, nunca me había puesto a pensar en mis mascotas, yo sólo siempre quería una porque me gustaban y me la compraba y punto, porque en mi casa siempre había espacio, no eran caras y mientras las limpiara, les diera de comer y las cuidara, todo estaba bien.
Y ahora, que no puedo comprarme una porque son caras y la mamá es alérgica al pelo de animal, extraño tanto tener una mascota.
Creo que me voy a terminar comprandoo un peluche que supuestamente actúa como un animal de verdad.
En verdad, apreciar lo que uno tiene en el momento es una de las frases que más se dice que menos se logra.
Porque cuando lo tienes no te das cuenta de lo afortunada que eres hasta que algo peor venga.
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